Ciberseguridad, una palabra extraña para las personas que no están familiarizadas. Parecería que al pensar en el ciberespacio nos imaginamos aquella figura que nos muestra Google en sus primeras imágenes: un hombre con capucha y hackers y virus cibernéticos. ¡Qué concepción tan lejana!
La nueva normalidad ha sido un punto de inflexión que nos ha llevado a que encontráramos en la digitalización y transformación tecnológica: nuevas formas de trabajar, de comunicarnos y de vivir en internet, especialmente, nosotras, las mujeres. ¿Qué tiene que ver la ciberseguridad con eso? ¡Todo!
¿Por qué resaltar la cuestión de género como un condicionante del ciberespacio y la cibercriminalidad en la pandemia del COVID-19?
No te confundas, las experiencias en línea de las personas, las amenazas cibernéticas y los daños que enfrentan son distintos dependiendo de la identidad de género y la orientación sexual.
El reporte de la OEA, “La Ciberseguridad de las Mujeres durante la Pandemia de COVID-19” exhibe las experiencias, riesgos y estrategias de autocuidado en la nueva normalidad digital. Esta es una obra pionera. Está escrito de una manera tan digerible que adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores podrán encontrar y empatizar con las experiencias y conceptos que se exponen. En este encontrarán información accesible y veraz sobre las experiencias digitales de las mujeres en el marco de las crecientes vulnerabilidades en el espacio digital.
Este reporte me pareció fascinante; la estructura y el hilo conductor es tan bueno que me pareció corto, me dejó queriendo saber más. Las enseñanzas han sido múltiples. Me concentraré en las cuatro principales impresiones, donde mis experiencias han hecho clic:
La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mencionado que los impactos de las pandemia nunca son neutrales. La autora, Katya Vera, llama a olvidarnos del idealismo basado en la neutralidad de la web. El ciberespacio no es el mismo para todas las personas y no está separado de la realidad offline. Varía de acuerdo a los contextos personales y factores sociales como el género, la ubicación geográfica, la edad, el origen étnico y los niveles de alfabetización digital.
La falta de acceso a las TIC, los bajos niveles de alfabetización digital propician la exclusión de niñas y mujeres y les colocan en una situación desfavorable. Un dato impactante que exhibe la autora es que hablamos de una mayor desconexión, si no de una conectividad significativa en el 56% de personas que son excluidas financieramente de la economía digital. Estas son algunas de las tendencias que se analizan prospectivamente.
Algo que puedo afirmar con mucho orgullo es que veo a las mujeres rompiendo estereotipos que les mantenían alejadas de las tecnologías a fin de incorporarse a clases en formatos digitales.
¿Dónde lo veo?
- La tendencia actual en que la mujer se anima a adentrarse en el e-commerce y la búsqueda de trabajo online).
- Mujeres y jóvenes utilizan internet durante esta época para obtener información sobre su salud sexual y reproductiva, cuyos servicios han sido suspendidos en muchas partes ante la reducción de presupuestos. Un must, si te interesa este tema, es la plataforma Mirada Joven de UNFPA México.
Sin embargo, esta disrupción en línea también conlleva riesgos directamente proporcional con ataques dirigidos. Por ejemplo, campañas de phishing, y ataques a mujeres activas en redes sociales (periodistas, activistas, bloggers, defensoras de DDHH, mujeres con perfiles públicos). Comenzaremos a ver con más fuerza la violencia política ejercida a través de las tecnologías contra mujeres en la política.
La falta de prácticas personales de seguridad digital por parte de las mujeres es un problema generalizado como consecuencia de la poca información de calidad que reciben.
IMPORTANTÍSIMO (¡Sí, en mayúsculas chillonas!) que todas las personas hagamos ese ejercicio personal y lo llevemos a la familia (empieza por lo básico: contraseñas y navegación segura en banca por internet y compras seguras en línea, el cuidado con la infodemia y campañas de desinformación).
Aquí agrego la importancia de siempre tener un diálogo abierto con las personas a tu alrededor. En mi caso, mi abuelita, a quien le he ayudado a tener un pensamiento crítico sobre los riesgos que puede enfrentar en línea y las herramientas de seguridad a su alcance para protegerse.
¿Y ahora qué?
- Te invito a leer el reporte completo: AQUÍ, especialmente el KIT de SEGURIDAD DIGITAL BÁSICO al final del informe. Es un parteaguas, porque de una forma muy sencilla te aportará y también te retará, si como yo te interesa el tema, a seguir mirando e investigando en esa dimensión.
- Profundiza en el análisis documental e implementar las buenas prácticas de seguridad digital que expone el reporte. ¡Empezarás a notar los cambios rápidamente!
- Es un tema que necesita mucha investigación. Explorando las experiencias de uso de internet de las mujeres requiere mayores estudios con una perspectiva de género que reconozcan las relaciones de poder que se generan en espacios digitales y cómo éstas decantan en más vulnerabilidad para ciertos grupos. El camino es largo, pero más nos sumaremos a este gran trabajo.